PLÁSTICA

Como en el mar de verdad, el orden que rige el llamado mar de plástico también se sustenta en el principio económico ‘pez grande se come al chico’. El grande goza de ventaja genética debido a su buena química con el capital, en una industria (porque esto de agricultura tiene poco) donde la costosa renovación científica y tecnológica están a la orden del día. El menos dotado, por su lado, pervive a duras penas a base de la química tóxica con la que trata de salvar su cosecha de tomates, pepinos o pimientos hasta que cae por la inercia del mercado y su pobre invernadero queda a merced sobre todo del viento, elemento rey en esta fulgurante llanura. Si bien desde un punto de vista objetivo no cabe concluir si estamos ante una tragedia o un éxito, a través del objetivo fotográfico menos debe ser siempre más, y los restos mortales de esta plástica masacre renacen con la forma exacta de lo que uno quiera ver. ©flc54

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